martes, 11 de octubre de 2016

UN DIA CUALQUIERA

En mi cabeza tan solo giraba un nombre, una imagen. Inalcanzable, pero siempre estaba junto a mi y sin embargo tan distante en el espacio. Era un sueño inquietante que perturbaba mi estado semiinconsciente de paz ó mi encuentro, por primera vez en mi vida, cara a cara con la muerte. Nunca he recordado sus rasgos, pero debo decir con sinceridad que estuve junto a ella. Deliraba y sudaba con un sudor gélido que estremecía todos los rincones de aquella habitación, ya de por si fría.

Desee levantarme y salir huyendo, dejando atrás un ruido de botes, la sangre de mis venas derramada por el suelo y el continuo ruido de yo no sé cuantos cables sujetos a mi cuerpo, pero me fue imposible. Me estaba debatiendo entre morir ó vivir muerto.

Todo a mi alrededor parecía irreal, sin embargo el cuerpo se retorcía de dolor cuando te punzaban debajo de la ingle para analizar la sangre arterial ó abrirte una nueva vía para no se que suero. Y aquel zumbido incesante a mi lado me atormentaba a cada constante vital. Esta sensación perduró durante varios días, y cuando al final desperté del largo sueño todo fue inesperado y diferente de cómo lo habia concebido. Aún me pregunto si fue normal mi reacción y quizás todos pensaron lo mismo, pero que podían hacer ante ese cuerpo destrozado, los ojos sin expresión, inundados por mi propia sangre. 

Desde ese día no fui el mismo - me confesó abiertamente, y continuó diciendo que "desconozco porque en el ultimo momento volví a nacer. Aun hoy se lo está preguntando. Sufrió operación quirúrgica para coser los huesos rotos, y ellos quedaron parcialmente renovados, pero se olvidaron de coser la que deambulaba libremente por su alma, y esa herida lo dejó marcado para siempre.

La herida externa era visible para todos, pero la interna quizás no la vió nadie. Ni su familia, ni su mujer, O acaso si ??.

Todo fue diferente, demasiado diferente para permanecer impasible. Durante su estancia todo fueron preguntas sin respuesta. Pasaban los dias y poco a poco fue recobrando la salud fisica, que le permitia pasear por entre aquellos jardines, sin flores, sin colorido ó al menos asi lo recuerda.

La vuelta al hogar, aunque colmada de alegría, no cambió sustancialmente su forma de percibir la vida que como un espejismo se presentaba ante él.

Las manos de su mujer se deslizaban con recelo, sus padres se entregaron a la recuperación fisica, pero nadie le preguntó el motivo de su silencio ó quizás si lo vieron y tuvieron miedo de escuchar lo que realmente sentía.

Pero que podía esperar. Cuando se miraba en el espejo no se veía a si mismo. Veía a un ser completamente diferente, deformado por las secuelas del accidente, hinchado, feo, desfigurada su expresión.

Mi madre siempre decía, eres guapo pero el accidente te ha cambiado-me confeso triste.
Me miraba a los ojos - continuo diciéndome- y decía que había perdido su alegría. Cuando iba a recuperarla era difícil precisar. Aun sigue buscándola.

Se encerro en si mismo y su mujer fue dilatando sus momentos íntimos. Cada vez se encontraban más distanciados uno del otro y la soledad se iba adueñando del hogar, que antaño era esperanza, ilusiones, proyectos.Esa soledad lo encumbro todo de telarañas pegajosas, donde sin remedio ninguno se quedan envueltas en sus redes nuestros temores, nuestros sentimientos, nuestras caricias y en definitiva nuestra complicidad. Me pregunto -  me dijo - y casi tengo la certeza de que si vieron la herida del alma y contemplaron en mis ojos la frialdad de la soledad, de la misma muerte que me impregno desde el primer momento. Y me tuvieron miedo.


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